Mi paso por Bolivia, aunque breve, ha bastado para comprobar cómo vive esa gente y cómo vivimos nosotros, cuáles son sus necesidades y cuáles nuestros excesos, de qué sufren allí y de qué disfrutamos aquí; en definitiva, cómo mueren y de quién vivimos. Me doy cuenta de que si, después de una experiencia parecida, no ha habido un cambio en mi interior, de poco ha servido.
Hoy en día hemos pasado, gracias a los medios de comunicación, de la ignorancia al conocimiento, pero también del asombro a la indiferencia. No es lo mismo verlo que vivirlo, compadecerse que comprometerse y no es lo mismo declararse creyente que ser cristiano y vivir con coherencia.
En medio de tanta miseria, te cuestionas si Dios existe; y si existe, cómo permite que esto suceda. Pero os puedo contar que en situaciones de necesidad, la Fe no se pierde, se vive. No le echemos la culpa a Dios de lo que es fruto de nuestro egoísmo y debilidad. Más bien, busquemos a Cristo en los pobres y lo encontraremos.
En mi vivencia concreta, sin duda, la labor de las Hijas de la Caridad es una muestra de que Dios siempre está presente entre nuestros hermanos más necesitados y de que, después de tanto tiempo, sigue vigente la afirmación de San Vicente de Paúl: “La caridad es inventiva hasta el infinito”.
Os animo a que, cada uno desde su lugar y unidos en la oración, nos esforcemos para que todo esto no quede en palabras, sino que logremos construir ese Reino donde los que lloran sean consolados y donde alguien pueda decir: “Gracias, porque tuve hambre y me disteis de comer”.
Afectuosamente,
Celia Almonacid Folch
P.D. Agradecimientos: en primer lugar al P. Félix -por darme esta oportunidad y toda tu confianza-; a Joaquín Loras –por tu ayuda desde mi infancia-; a Javi Chento, MªÁngeles Amorós y toda la familia FEYDA –por vuestra dedicación-; a la Hna Gloria y la Hna MªÁngeles -por vuestra entrega-; a MªÁngeles Palmí, Joan, Nuria y Vicente -por vuestra amistad y valentía-; a todos los amigos y amigas que me habéis animado en esta empresa; y muy especialmente, a mi familia -por permanecer siempre a mi lado-.
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